El impresionante desfiladero de Los Beyos, por el que discurren las aguas del río Sella, presta su nombre a un queso que tradicionalmente se viene produciendo y madurando en los pueblos de esta zona de los Picos de Europa.

Dependiendo de si está elaborado con leche de vaca, de oveja o de cabra, el queso adopta unos matices diferentes, pero en los tres casos conserva características comunes: corteza delgada y rugosa; pasta semidura o dura, compacta, sin ojos, desmenuzable al corte, y textura firme.

Del mismo modo, el sabor, el olor y los aromas dependen también de la materia prima. Las piezas elaboradas con leche de vaca son más suaves que las elaboradas con leches de oveja y cabra; estas son más intensas, aunque siempre agradables y equilibradas, en tanto que aquellas presentan cierto regusto láctico freso.

De forma cilíndrica entre 9 y 10 cm de diámetro y 6 a 9 de altura, su peso oscila entre los 250 y los 500 g. Se puede elaborar a base de leche pasteurizada, en cuyo caso se dejará madurar durante un periodo mínimo de 20 días, o a base de leche cruda, lo que exigirá un mínimo de maduración de 60 días.

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